METÁFORAS

Son metáforas utilizadas durante todos estos años en terapia. Imágenes que, de alguna manera, ayudan a poner luz en el mismo proceso. Si es verdad que las imagenes valen más que mil palabras.

Fotografía de Cristina Arjonilla

El próximo escalón

Casi siempre tenemos escondido en alguna habitación oscura de nuestro interior, un ideal secreto de como deberían ser las cosas. Seguramente no lo miramos cara a cara, pero está ahí. Es una voz interior que nos recuerda sin darnos cuenta, cuando nos falta por alcanzarlo o que nunca, nada de lo que hacemos, es suficiente. Como pasa con tantas cosas que llevamos dentro, es bueno ponerle cara a ese ideal. Ponerlo encima de la mesa y mirarlo bien. Y comprender que él nada tiene que ver con la realidad. Si hacemos esta distinción podremos dar valor a todo lo que tenemos y empezar a buscar un objetivo más real y gentil con nosotros mismos/as. El próximo escalón. Ante tal situación u objetivo, ¿cuál es el próximo escalón? Cuál es el próximo paso realista a partir del cual empezar a subir la escalera? Los escalones son más asumibles que los ideales Y se adaptan mejor a nuestros pasos.

La visión de águila

Es útil y necesario, de vez en cuando, hacer una parada en el camino y contextualizarnos; mirar de dónde venimos y hacia dónde vamos. Poder mirar las cosas desde la distancia para valorarlas mejor. Todo se ve muy borroso cuando miramos muy de cerca. Si no hacemos esta parada corremos el peligro de tomar conclusiones injustas y poco reales. Puedo ver las dificultades que tengo en cierto ámbito de mi vida, pero si soy capaz de visualizar como estaba hace dos años, podré valorarla mejor sin maltratarme. En otras ocasiones, cuando hay niebla, cuando nada tiene sentido, puedo recordar hacia dónde voy -y sobretodo de dónde vengo- y esto me alinea de nuevo en mi camino aunque momentániamente haya perdido la ruta. A hacer todo esto nos enseña el águila, este animal rapaz que desde lo alto de las alturas disfruta de una visión privilegiada de las cosas.

Poner los huevos en diferentes cestos

Hay una frase de la sabiduria popular catalana que dice: poner todos los huevos en el mismo cesto. Esto es lo que hacemos todos y todas en algún momento desde nuestra neurosis: poner todos nuestros recursos y expectativas en una sola cosa. Y al hacer esto, nos esclavizamos y nos hacemos más débiles y dependientes. ¿Cuántas veces nos ha pasado estando en pareja? Buscamos en la otra que nos lo dé todo y al hacer esto, pasamos a depender de ello. Quien dice la pareja, dice los hijos, o el trabajo, o un proyecto. Empezar a poner los huevos en otros sitios me permite contactar más conmigo mismo. Que entre más aire y amplitud y posibilitar que mi regulación emocional tenga más espacio y firmeza. Y uno de esos huevos, es bueno que lo empiece a poner, si o si, en mí -mis inquietudes personales, mis sensaciones y mis aficiones-.

Ulises y las sirenas

En su larga travesia havia Itaca, Ulises, en un momento dado, es informado que su embarcación pasará por un trayecto muy peligroso: una isla dónde hay sirenas que, con sus cantos, hipnotizan a quienes se acercan. Y no paran de cantar hasta que aquellos/as que las escuchan desvían su trayectoria y se someten a sus pies para siempre, muriendo así de sed y de hambre, inmobilizados/as e incapaces de poder hacer nada más.

Ulisses, que es un canto a la libertad, gestionará éste contratiempo poniendo cera en los oidos de su tripulación y pidiéndoles que lo aten al mástil de la embarcación y que no lo desaten bajo ninguna circumstancia aunque se lo pida. Él quiere escuchar la melodía de esos cantos, pero sabe también cuál es su dirección: llegar a Ítaca.

Seguramente, una de las mayores dificultades que te encontrarás a lo largo de la vida será darte cuenta de cuáles son los cantos de sirena que estás siguiendo automáticamente sin darte cuenta. Y el gran reto, dejártelas escuchar -para aprender cómo te desvían de tu trayecto y te están matando, poco a poco, de sed y de hambre- sin girar el timón. Esto es también, aprender a ser libre

En aquests casos,  podríamos relacionar los cantos de las sirenas a todo tipo de patrones automáricos y dependencias emocionales. Lo importante es la conciencia de cuál es tu dirección, como Ulises. Esto te ayudará a no desviarte de tu rumbo; podrás oír, por ejemplo, la tendencia automática a ver a una persona determinada, pero sabrás que la buena dirección para ti es la de distanciarte de ella; podrás sentir la culpa cuando pones límites -¿se enfadarán conmigo?- pero podrás comprender que sostenerlos, te llevará a una Ítaca de mayor libertad y respeto personal.

Más información sobre La Serratosa

Ponte en contacto con nosotros